Sidney
es una ciudad agradable
para residir, con abundantes
espacios verdes, sol y playas,
hermosas vistas de la bahía.
Una ciudad cómoda para
desplazarse por ella gracias
al eficiente sistema de transporte
público integrado por
autobuses, ferries, metros,
monorraíl, e incluso
taxis acúaticos.
Sidney,
es también, una ciudad
que ofrece una amplia gama cultural,
del arte de vanguardia del Museo
de Arte Contemporáneo
(MCA) a lo espectáculos
de la Compañía
de Danza de Sidney.
Por
otra parte, la vida nocturna
de la ciudad, gira concretamente
entorno a los bares y clubes
de King´s Cross y los
alrededores de la Opera House,
obra insignia de la ciudad,
construida entre 1959 y 1973
y proyectada por Jorn Utzon,
que se inspiró en las
hojas de una palmera para darle
la singular silueta que la hace
inconfundible. A su alrededor
han florecido todo tipo de establecimientos
pensados para el turismo: restaurantes,
bares, librerías, galerías
de arte, centros aborígenes...
Las
playas de Sidney
se caracterizan por el espíritu
surfero que respiran. Las más
populares son Manly,
situada en una zona residencial
donde familias conservadoras
y surferos de tendencias hippies
conviven en armonía,
y Bondi
Beach, el verdadero paraíso
de los cazadores de olas. Arena
blanca y ambiente distendido,
con terrazas donde disfrutar
de una cerveza mientras descansa
de sus clases, o rutas de senderismo
como la que une Bondi con la
playa de Tamarama a través
de acantilados que ofrecen vistas
irrepetibles.
Bundeena
es una pequeña población
sumergida en pleno
Royal National Park de
Sidney. El parque abarca 15.000
hectáreas y comprende
playas salvajes, acantilados,
y gran diversidad de fauna autóctona
incluyendo los clásicos
koalas, wombats y canguros.
La
gastronomía
australiana es muy internacional,
dada la influencia de la colonización
británica, pero siempre
es posible encontrar especialidades
autóctonas en carnes
como el T-Bon (desmesurado chuletón
de cordero), la de canguro,
camello, cocodrilo, emú
y búfalo.
En
cuanto a los típicos
souvenirs,
la artesanía aborigen
es siempre interesante. |